EMOCIONES

Hola,

Justo ahora me acaban de dar una noticia de las que fácilmente podrían hacer explotar mi volcán interior.

De esas que te sulfuran en plan ponerte a berrear como un poseso, con los ojos fuera de las órbitas y escupiendo palabras inconscientes por la boca.

No te cuento de qué va porque incumbe a otras personas.

Pero lo importante aquí es qué hago yo con esta montaña rusa emocional.

Pues vivirla, a poder ser sin atropellar a nadie por el camino.

Fácil de decir...

Pero para vivir la emoción primero uno debe ser consciente de que está allí, reconocerla en el cuerpo, sentir cómo me afecta, abrazarla, validarla...

Escuchar el mensaje que me trae.

Y luego para no atropellar a nadie por el camino, necesito poder aceptar que la emoción que siento es propia, es mi responsabilidad y de nadie más.

Nadie tiene la culpa de lo que siento y nadie merece ser atropellado por ello, tampoco yo.

Por lo que la abrazo y la acepto... Sin dejar que me arrastre.

Entonces es cuando puedo vivir mis emociones de forma plena.

Reconociéndolas, honrándolas, dando la bienvenida al mensaje que me traen y haciéndome cargo de ellas con compasión.

Y todo esto empieza por dar un simple paso, PARA Y RESPIRA.

Simple y profundo.

Muchas veces en la vida, cuando estamos estresados, tensos, sobrepasados por una situación...

Pensamos que tenemos que HACER algo para dejar de sentirnos como nos sentimos.

Y luego vamos dando bandazos de un lado para otro buscando la solución.

Una solución que parece evitarnos constantemente.

Siempre en la siguiente esquina, siempre al otro lado de la valla, donde la hierba crece más verde.

Es cierto que muchas veces para solucionar una situación, es necesario HACER ALGO.

Pero también lo es que, si intentamos HACER ALGO desde el lugar inadecuado, lo único que acaba sucediendo es que la situación se complica aún más.

Rollo me siento sobrepasado por mi montaña rusa emocional, no quiero sentir eso, así que me voy a llenar el día de actividades, trabajo, deporte, netflix...

Y en algún momento la cosa peta, sí o sí.

De ahí la importancia de PARAR Y RESPIRAR.

Abrir un espacio para reconocer lo que realmente está sucediendo en mi interior.

Aunque duela.

Siempre es mejor mirar lo que ES a la cara en vez de intentar taparlo con 1001 cosas que no van a solucionar nada.

PARA Y RESPIRA.

Abrir un espacio de calma, para observar todo lo que ES, con atención, aceptación y compasión.

Es aquí cuando la magia sucede.

De pronto la situación se siente distinta, aunque sea por el simple hecho de que hemos dejado de resistirnos a ella.

Le damos el derecho de SER, tal cuál ES.

Y desde este espacio de SER podemos empezar a HACER lo que sea necesario hacer.

Si es que aún sentimos que debemos HACER algo al respecto ;-)

No desde la reacción ante la situación, sino respondiendo a ella, con conciencia.

Es en este momento cuando toda vivencia se convierte en un regalo de la vida para seguir expandiendo nuestra conciencia.

Como dice Raimón Samsó:

"El mundo cumple a la perfección su única función. Mostrar el nivel de conciencia de quien lo observa."

Por eso, si queremos transformar cualquier aspecto de nuestra vida (estrés, tensión, dolor, vacío...)

Mejor empezar en nuestro interior.

Paso num. 1: PARA Y RESPIRA

Paso num. 2: Practicar, practicar y practicar ;-)

Paso num. 3: Por si te apetece practicar en plan regalazo máximo ➜ Retiro aquamindfulness septiembre.

Un cálido abrazo.